En la Edad Media se habían creado unas asambleas que recibieron diversos nombres:
- Cortes en la península ibérica
- Estados Generales en Francia
- Parlamento en Inglaterra
- Dieta en los Estados Alemanes
- Duma en Rusia
Formaban parte de estas asambleas representantes del clero, de la nobleza y de algunas ciudades. Éstos, convocados por el rey, pactaron con él la redacción de algunas leyes que les favorecía, a cambio de conceder al monarca importantes cantidades de dinero.
Al llegar a la Edad Moderna, estas asambleas fueron perdiendo poder porque los reyes se las arreglaron para obtener ingresos de otra forma; así se ahorraban el tener que ceder a las presiones de la asamblea. De esta forma las Cortes de España perdieron casi toda su importancia en el siglo XVIII y lo mismo ocurrió con los Estados Generales en Francia.
Distinto fue el caso de Gran Bretaña donde el parlamento encabezó un movimiento revolucionario que se opuso a los intentos del rey para imponer la monarquía absoluta 1640. Más tarde, en 1689, la presión del Parlamento arrancó al rey importantes concesiones:
-La facultad exclusiva de aprobar o rechazar las leyes.
-El rechazo o aprobación de los subsidios económicos solicitados por el rey.
-Derecho a reunirse de forma regular sin necesidad de obtener permiso del monarca.
Así nació la monarquía parlamentaria