En líneas generales, hay unas causas generales, las que se veían venir desde hacía tiempo: deseo de revancha de Hitler y la aplicación de la ideología nazi, pacifismo de las democracias occidentales que no desean una nueva guerra (política de“apaciguamiento” con Hitler), rivalidad económica y el rearme de los países... Y otras que serían las causas inmediatas, las que determinan el estallido de la guerra, en éstas hacemos alusión a los distintos pasos que van dando Hitler y Mussolini incorporándose territorios hasta que las democracias occidentales les declaran la guerra.
I. LAS RELACIONES INTERNACIONALES ENTRE 1933 Y 1939: EL CAMINO HACIA LA GUERRA
1. El “viraje de 1932”.
El clima de tranquilidad en las relaciones internacionales, que se venía viviendo en Europa tras la firma del tratado de Locarno (1925) y del Pacto de Briand-Kellog (1928), no fue muy duradero. Las acciones que forman parte del “viraje de 1932” no podían anunciar buenos tiempos en las relaciones internacionales.
Así, en septiembre de 1931, Japón ocupa parte de la Manchuria (territorio chino). La SDN denuncia la acción ilegal de Japón en Manchuria, pero no hubo sanción alguna. En 1933 Japón abandonaba la SDN. Se demuestra que ésta no tiene fuerza disuasoria y de nada sirven los acuerdos internacionales.
También, paradójicamente, la apertura de la Conferencia de Desarme en Ginebra (1932), marcó el inicio de un periodo de tensiones. Una vez iniciada la Conferencia, Alemania planteó un dilema que no podía eludirse: que las demás naciones se desarmaran o bien que admitieran el derecho de Alemania a rearmarse. En cualquier caso, a finales de 1932, Alemania abandonó la Conferencia y mediante esta jugada conseguirá el reconocimiento de la igualdad de derechos. En octubre de 1933, ya con Hitler en el poder desde enero, la abandona definitivamente y se retira también de la Sociedad de Naciones. Desde entonces, no hay ley o norma internacional que evite el rearme, la carrera armamentística.
A partir de 1932, el mundo entró en una era en que las relaciones internacionales se fueron agravando progresivamente hasta el estallido de la II Guerra Mundial.
2.La subida de Hitler al poder y sus consecuencias internacionales.
Hitler se mantuvo al frente del poder en Alemania entre 1933 y 1945; durante este periodo, sus concepciones e iniciativas fueron el factor dominante de la política internacional. Hitler decidió ejecutar su programa, ya expuesto en su libro "Mein Kampf", basado en tres objetivos: rechazo del tratado de Versalles, construcción de un Gran Reich (Gran Alemania) donde estarían todos los pueblos considerados alemanes y la expansión territorial hacia el Este (conquista del “espacio vital” o lebensraum) a costa de los pueblos eslavos.
Para la realización de este programa se evitarían las negociaciones previas, se actuaría según planes minuciosamente elaborados y se explotaría al máximo los efectos de sorpresa. Calculador frío, Hitler estaba convencido de que una oscura providencia de la raza le había encargado, a él y a nadie más, la transformación de Alemania “para el próximo milenio”.
Por entonces, mucha gente no comprendió al principio el alcance de la subida de Hitler al poder y sus consecuencias políticas. El mismo Reino Unido mantuvo una actitud conciliadora frente a las reivindicaciones de Alemania, esperando con ello poder controlarlo. La falta de firmeza entre las democracias contribuyó al engreimiento de Hitler y a su política expansiva. Las democracias -Gran Bretaña y Francia- practicaron la política de “apaciguamiento”, que consistía en prevenir la agresión cediendo por adelantado al agresor; se consideraba que era la solución para ahorrarse una guerra. La juventud inglesa y francesa no estaba por la guerra, era pacifista; pero no se supo ver que se estaba ante otra cosa, ante un personaje nada fiable dispuesto a cambiar Europa de arriba abajo. Y para ello había que actuar con celeridad pues él era el designado para cumplir esa tarea, hacer de Alemania la dominadora de Europa y después del “mundo”.
3. El intento de anexión de Austria. El Pacto de Stresa (abril de 1935).
En 1934 Hitler cometía un error al intentar realizar, sin medir la oposición italiana, la anexión de Austria (el Anschluss), haciendo asesinar por nazis austríacos al canciller austriaco Dollfuss (julio de 1934), contrario al Anschluss. El plan fracasó por la intervención de Mussolini, que no deseaba ver a Austria bajo el dominio alemán. En abril de 1935 se firmaba el Pacto de Stresa entre Francia, Gran Bretaña e Italia por el que defendían la independencia de Austria.
En mayo de 1935 Francia y la URSS firmaban un Pacto de asistencia mutua en caso de agresión. Francia mantenía otro acuerdo con Checoslovaquia al que se incorporó la URSS.
El aislamiento diplomático de Alemania parecía completo. Francia podía respirar tranquila. Pero eran unos ilusos. Hitler no paraba y en mayo de 1935 restableció el servicio militar obligatorio e inició una política de reforzamiento del Ejército.
4. El viraje de 1935-1936 y la nueva actitud de Italia.
Entre 1935 y 1936 se produce el viraje de Italia desde una política de acercamiento, como acabamos de ver, a Francia y Gran Bretaña contra Alemania a otra de aproximación a Alemania.
Los acontecimientos que transcurren entre 1935 y 1936 que contribuyen a ello y a crear un clima a favor de las dictaduras son los siguientes:
a) La conquista de Etiopía, entre 1935 y 1936.
Para Mussolini, Etiopía, último territorio africano que permanecía independiente, era el símbolo del fracaso del imperialismo italiano del siglo XIX. El pretexto para intervenir fue un incidente en la frontera de Eritrea. La guerra comenzó en octubre de 1935 y finalizaba en mayo de 1936 con la conquista de la capital, Addis Abeba, convirtiéndose Víctor Manuel III en emperador de Etiopía.
La SDN impuso a Italia sanciones económicas pero no fueron efectivas y provocaron, en cambio, la ruptura del Pacto de Stresa y el acercamiento entre Italia y Alemania, que se irá consolidando progresivamente. En 1937 Italia abandonó la SDN, mientras el “Eje Roma-Berlín”, formado en noviembre de 1936, se potenciaba.
b) La remilitarización de Renania en 1936.
Con la ruptura del Pacto de Stresa, Alemania dejó de estar aislada. Hitler decidió retomar la iniciativa ordenando, en marzo de 1936, la entrada de tropas alemanas en Renania (debía permanecer desmilitarizada de acuerdo con el tratado de Versalles). Franceses e ingleses no se opusieron. Fue una muestra de debilidad que contribuyó a unir a Mussolini y Hitler (“Eje Roma-Berlín”, noviembre de 1936).
c) El estallido de la Guerra Civil en España en julio de 1936.
Otra muestra más de la debilidad de Francia y de Gran Bretaña frente al poder nazifascista fue la internacionalización de la Guerra Civil española. La República española del Frente Popular reclamó la ayuda francesa, también con un gobierno del Frente Popular. Sin embargo, Francia adoptó la propuesta británica de “no intervención”; en agosto de 1936, veinticinco países, entre ellos Alemania, Italia y la URSS firmaron el Acuerdo de No Intervención, que fue claramente incumplido. Las tropas sublevadas de Franco contaron con la ayuda de Alemania (técnicos, aviones de la Legión Cóndor y suministros) e Italia (tropas de infantería, aviones y material artillero), mientras la República la obtuvo, fundamentalmente, de la URSS (material de guerra, aviones y asesores militares).
También debe destacarse la intervención de las Brigadas Internacionales, idea que partió de la Internacional Comunista, con el objetivo de reclutar a comunistas y socialistas, que procedentes de muy diversos países vinieron a España para “luchar contra el fascismo”; su principal centro de reclutamiento estuvo en París y su base de entrenamiento en España se ubicó en Albacete. Por último, la Guerra Civil española, curiosamente, contribuyó a unir todavía más a Alemania e Italia, y en nuestro país se ensayarían armas y tácticas militares que luego se desarrollarían en la II Guerra Mundial.
d) Invasión de China por Japón
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La guerra en el Pacífico, que constituirá el otro escenario de la II Guerra Mundial, fue iniciada por Japón. El gobierno japonés, ya en 1931, había ordenado la intervención de su ejército en el territorio chino de Manchuria, un año después crea allí un estado-satélite denominado Manchu-Kuo. A este territorio le siguió, en 1937, el inicio de la guerra contra China. Con ello se producía el inicio de la II Guerra Mundial en esa zona.
El frente de los dictadores se reforzaba constantemente. En noviembre de 1936, Alemania y Japón firmaron el Pacto Antikomintern, dirigido contra la Internacional Comunista. En noviembre de 1937 Italia se une también al Pacto.
5. Los golpes de fuerza de Hitler: la marcha hacia la II Guerra Mundial.
Mientras tanto, Hitler, seguro de su preponderancia militar, pasó de la destrucción de las cláusulas del tratado de Versalles a la etapa ulterior: la creación de la Gran Alemania. Hitler era consciente de que el peligro era mayor y de que la guerra podía estallar. Hitler expuso sus planes expansionistas a sus principales colaboradores en la conferencia secreta conocida como Protocolo Hossbach (finales de 1937). Hitler aplicaría sus planes, son los llamados golpes de fuerza. Sin embargo, Francia e Inglaterra no se decidieron a intervenía hasta el cuarto golpe de fuerza.
a) El primer golpe: el Anschluss o anexión de Austria por Alemania.
Austria tras su derrota en la I Guerra Mundial quedó reducida a un territorio pequeño de lengua y cultura alemana. Hitler ya había intentado la anexión de Austria (Anschluss), pero ahora la situación era distinta, le favorecía. No estaba dispuesto a perder esta oportunidad.
En febrero de 1938 Hitler presionó al canciller austríaco, Schuschnigg, para que nombrara al dirigente del partido nazi austríaco, Seyss-Inquart, como ministro del Interior. En marzo el canciller quiso convocar un referéndum para ratificar o no la unión de Austria con Alemania, con la intención de mantener la independencia de Austria. Hitler, ante esa convocatoria, lanzó un ultimátum (11 de marzo). Se anuló, entonces, la convocatoria, dimitió el canciller y se formó un gobierno presidido por Seyss-Inquart. A continuación, tropas alemanas entran en Austria y ocupan Viena. Una vez controlada Austria, los nazis organizaron un referéndum cuyo resultado fue de una inmensa mayoría (99,75 %) a favor de la unión con el Reich alemán (abril de 1938).
Este golpe de fuerza fue aceptado sin reacción, se contentaron con protestar, tanto por Gran Bretaña como por Francia.
b) El segundo golpe: la anexión de los Sudetes.
Los Sudetes es una zona del noroeste de Checoslovaquia donde vivían tres millones de alemanes que eran bien tratados por los checos. Estos alemanes pedirán la autodeterminación. Para apoyar a esta minoría alemana Hitler desplazó 750.000 soldados a la frontera con Checoslovaquia y reforzó la frontera con Francia por si había alguna reacción de ésta ya que era aliada de Checoslovaquia. El riesgo de guerra era inminente, ante esta circunstancia y a instancias del primer ministro británico Chamberlain se reunieron el 29 de septiembre de 1938 en la Conferencia de Munich el inglés Chamberlain, el francés Daladier, Hitler y Mussolini. En esta conferencia se aceptó la anexión de los Sudetes por Hitler a cambio de que diera garantías a Francia y Gran Bretaña de que con eso acababan sus ambiciones. Chamberlain pensaba que se había evitado la guerra. Hitler firmó unos compromisos que sabía que incumpliría: tras los Sudetes vendrían otros territorios. En definitiva, en esta Conferencia se manifestó la impotencia y debilidad de las democracias que cedieron ante Hitler y sacrificaron a Checoslovaquia, que por entonces era el único país de la Europa Oriental que mantenía la democracia como sistema de gobierno.
c) El tercer golpe: el resto de Checoslovaquia y Memel. Italia se apunta a las conquistas.
Con la incorporación de los Sudetes y de Austria la situación de Checoslovaquia era desesperada, formaba una cuña que se adentraba en Alemania. Tras la Conferencia de Munich y la anexión de los Sudetes Checoslovaquia había quedado debilitada y Hitler decide ocupar (16 de marzo de 1939) la parte checa y Eslovaquia se convierte en un país independiente bajo tutela alemana.
Seis días después de la ocupación de Checoslovaquia Hitler se anexiona Memel (en Lituania) (23 de marzo), una ciudad declarada libre en el tratado de Versalles.
En abril de 1939 Mussolini invadía Albania. Ese mismo mes, Francia y Gran Bretaña estaban dispuestas a intervenir ante una próxima anexión. Mientras, Hitler y Mussolini firmaban una coalición militar: el Pacto de Acero (mayo de 1939), por el que Alemania e Italia se aliaban militarmente.
d) El cuarto golpe: Polonia.
Todos sabían que el siguiente paso sería Polonia. Así, tras la desintegración de Checoslovaquia, Hitler planeó invadir Polonia. Comenzó por exigir la anexión de Alemania y los territorios que se irá incorporando Hitler antes de la II Guerra Mundial.
Danzig, ciudad internacionalizada pero poblada por alemanes, y una vía extraterritorial a través del “corredor” para unir Alemania con Prusia Oriental. La postura de la URSS en esta situación era muy importante. Gran Bretaña y Francia, ante la nueva amenaza, garantizaban las fronteras a Polonia e iniciaron negociaciones con la URSS en marzo de 1939, pues una alianza con los soviéticos podía detener a Hitler. Pero había una desconfianza mutua y los polacos se resistían a que tropas rusas pudieran entrar en territorio polaco en caso de agresión alemana. Stalin, mientras tanto, venía entablando negociaciones secretas con los alemanes. El 23 de agosto se firmaba un Pacto germano-soviético de no agresión y los ministros de Exteriores ruso y alemán (Molotov y Ribbentrop) incluyeron una cláusula secreta para repartirse Polonia y los países bálticos.
En la madrugada del 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas invaden Polonia: hoy sabemos que desde el 3 de abril había dado la orden de invadir Polonia el 1 de septiembre; respaldado por el acuerdo germano-soviético, Hitler mantuvo la fecha y empezó el ataque. Dos días más tarde, el día 3, Francia y Gran Bretaña le declaran la guerra: Ha estallado la II Guerra Mundial.
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