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Antiguo Régimen en España

Cronología

La Casa de Borbón comenzó a reinar en España al finalizar la guerra de Sucesión (1700-1713).

En el siglo XVIII, la Casa de Borbón estuvo representada por los reyes Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808). Con ellos, se difundieron las ideas de la Ilustración y se adoptó el despotismo ilustrado

Durante este periodo se vivirá en España el advenimiento y caída de la dinastía de los Austrias (o Habsburgo) en la Monarquía Hispánica. Finalmente en el siglo XVIII, será una nueva dinastía de origen francés, la de los Borbones, la que le suceda en la Corona. Es la misma dinastía que se mantiene hasta nuestros días.

A finales del Siglo XVIII el Antiguo Régimen entró en crisis como consecuencia de la pujanza de la burguesía y la difusión de las nuevas ideas políticas y económicas manifestadas por el movimiento de la Ilustración y concretada en los pensamientos de Rousseau, Voltaire y Montesquieu principalmente.

El conocimiento y análisis de los cambios políticos y las circunstancias socio-económicas e internacionales de este siglo XVIII, nos permitirá comprender cómo se sentaron las bases ideológicas, sociales, económicas y políticas que darán paso a un siglo XIX revolucionario en el que se sustituirá el Antiguo régimen por el nuevo sistema liberal.

Características

1. Características políticas

  • La soberanía reside en el monarca, el cual la ha recibido de Dios. El reino es propiedad del rey, por lo tanto su poder sobre él es absoluto e incontestable.

  • Así al sistema político se le llama absolutista (doc 2). Ningún poder puede sobreponerse al del rey en su gobierno o en sus decisiones. Lo único que en España limitaba algo el poder real eran los fueros de algunos territorios y pueblos. Los fueros eran leyes propias del lugar, con privilegios exclusivos, otorgadas por los reyes en épocas pasadas.

  • El rey concentra así todos los poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Es la Monarquía Absoluta.

  • La sucesión es hereditaria pues se basa en el concepto patrimonial del reino.

  • Una evolución del sistema absolutista llegará en el XVIII con la Ilustración. Será el Despotismo

    Ilustrado

2. Características sociales

  • Es difícil estimar la población de estos siglos en España pues no se hacían censos fiables y las continuas guerras, epidemias y emigración de estos 300 años hacía fluctuar mucho los números. A finales del siglo XVIII Floridablanca (un ministro de Carlos III) mandó hacer un censo que arrojó una cifra de 10.800.000 habitantes en España.

  • Esta población era mayoritariamente rural, campesina, trabajando en tierras ajenas y con una economía de subsistencia que le hacía sufrir con hambrunas y epidemias los rigores de las variaciones climáticas. La población urbana apenas alcanzaría el 20%

  • A nivel legal la sociedad estaba compartimentada en tres estamentos: Nobleza, Clero y Tercer Estado.

  • Pero en la práctica podemos decir que la sociedad estaba dividida en dos grupos: los privilegiados (Nobleza y Clero) y los no privilegiados (Tercer estado).

  • Los estamentos son cerrados. No se puede acceder de uno a otro, salvo contadas excepciones.

  • Los privilegios que ostentan Nobleza y Clero son de todo tipo: exclusividad en el acceso al poder administrativo y político, seguridad en la riqueza económica, casi exclusividad en la propiedad de la tierra, exención de impuestos, leyes privativas, favoritismos sociales... Los analizaremos en un punto posterior.

  • Esta situación desigual más otras circunstancias ideológicas será la que lleve a las revoluciones de finales del XVIII y que acabarán con el Antiguo Régimen.

3. Características religiosas

  • La religión tiene un papel imprescindible en la fundamentación del Antiguo Régimen.

  • La Iglesia se asoció con el Sistema Absoluto pues en el entendimiento y apoyo entre ambos estaba la seguridad del mantenimiento del poder y el estatus privilegiado.

  • De esta forma un fundamento de la Monarquía Absoluta es que el poder viene de Dios quién lo otorga a las familias reales, en la persona del monarca, para gobernar a sus súbditos.

  • La sociedad adquiere un nivel alto de sacralización (es, por ejemplo, la época del nacimiento de las principales cofradías de Semana Santa).

  • El conjunto de verdades científicas, sociales y religiosas que sustentan el sistema, cuentan con la complacencia divina, no se cuestionan, y además se perseguirá a todo aquel que las ponga en duda. Recordemos a Galileo y su persistencia en que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al revés.

  • La Santa Inquisición será la encargada de perseguir a los herejes y no creyentes. Y también luchará contra cualquier atentado a las verdades científicas y sociales aceptadas por el sistema.

  • También la Iglesia jugará un papel de concienciación del pueblo hacia el sistema a través de los sermones de los párrocos.

4 Características económicas

  • Se trata de una economía de base agraria, en la que la tierra es la principal fuente de riqueza. Pero será riqueza para la Nobleza y Clero, y sólo un medio de subsistencia para el campesinado.

  • La propiedad agraria estaba muy concentrada, 80% en manos de los estamentos privilegiados. Un porcentaje era propiedad del Rey (tierras de realengo), otro porcentaje estaba en manos de la nobleza (tierras de señorío) y otra gran parte en manos de la Iglesia (tierras o señoríos de abadengo). Eran grandes latifundios que estaban amortizados, esto es, cerrados (manos muertas) para el mercado de transmisiones. También había tierras propiedad de los municipios (tierras comunales). Pocas tierras estaban libres en manos de labradores.

  • Se cultivaba principalmente la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo). La ganadería era ovina con trashumancia en el interior, y vacuna en el norte por la cantidad de pastos.

  • Los sistemas de cultivo eran arcaicos y poco productivos, con unos rendimientos muy bajos. A esto hay que sumarle que era grande el porcentaje de tierras que no estaban en producción pues sus dueños (nobles, clero o rey) no estaban interesados o no tenían población campesina cercana a la que ocupar en esta tarea.

  • La artesanía y el comercio se concentraban en las ciudades y estaban en manos de la burguesía, un grupo del tercer estado, que gracias a ello se enriqueció, aunque no cambió su situación estamental no privilegiada.

  • El comercio interior estuvo condicionado por la mala articulación de las vías de comunicación, la presencia de aduanas, las dificultades para viajar y por la proliferación de saltadores y bandidos.

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL: LOS ESTAMENTOS

La Nobleza.

  • Forman este grupo los señores laicos, y sus familias, propietarios de un señorío, de los obtenidos en el pasado por concesión real tras las conquistas a los musulmanes.

  • La Alta nobleza la formaban los duques, los condes, vizcondes, marqueses etc. junto con sus familias También estaba la baja nobleza formada por caballeros e hijosdalgos (hidalgos) que no tenían tierras pero sí rentas y todos los privilegios de su estamento.

  • A sus miembros se les suponía revestidos de unas cualidades personales y morales que les hacían ser considerados superiores a otros sectores sociales. La deshonra legal del trabajo era un principio que les protegía.

  • Constituían el 13% de la población y concentraban casi el 40% de las tierras.

  • Tenían un alto nivel de riqueza, que mantenían y acrecentaban por sus numerosas fuentes de ingresos:

    • Beneficios de las cosechas o rentas de sus tierras.

    • Cobro de impuestos por el uso de infraestructuras de su señorío (puentes, molinos, caminos, puertas de ciudades etc.)

    • Cobro del estado por las funciones político-administrativas.

  • Los privilegios que le correspondían eran:

    • Exención de impuestos

    • Acceso exclusivo al alto funcionariado y puestos políticos del estado.

    • Leyes y tribunales específicos.

    • Privilegios destinados a marcar diferencias sociales como asientos reservados en la iglesia y en los espectáculos, ropajes lujosos, tratamientos etc.

    • La vinculación, mediante la cual las propiedades quedaban adscritas al señor y herederos de forma vitalicia, sin poder enajenarla. Eran pues propiedades amortizadas, esto es, muertas para el mercado pues no se pueden vender ni comprar.

    • El mayorazgo consistía en que el hijo mayor, el primogénito, heredaba completo el señorío y quedaba obligado a procurar el mantenimiento y alto bienestar del resto de su familia, Se aseguraba así que el patrimonio no se dividiera en las herencias y se llegara al empobrecimiento y ruina final de la dinastía noble.

 El Clero.

      • Forman este grupo todos los religiosos desde el monje al Cardenal, pasando por los párrocos, abades, monjas, obispos etc.

      • Aunque todos pertenecían al mismo estamento, había unas diferencias sustanciales entre el bajo y el Alto clero, principalmente por la diferente capacidad de acceso, uso y disfrute del gran patrimonio y riqueza económica de la Iglesia.

      • Eran el 5% de la población y la Iglesia poseía el 40% de la propiedad rural, así como un rico patrimonio urbano formado por Templos, Conventos, Hospitales, Palacios, Colegios, obras de arte etc.

      • Su alto nivel de riqueza se mantenía y acrecentaba con las siguientes fuentes de Ingresos:

        • Rentas y beneficios de las tierras propias (señoríos de abadengo)

        • Impuestos por el uso de las infraestructuras en los señoríos propios.

        • Impuesto exclusivo: el diezmo

    Donaciones y Pías memorias

    • Como estamento disfrutaba de los siguientes privilegios:

      • Exención de impuestos

      • Acceso exclusivo del alto Clero a cargos importantes.

      • Leyes y tribunales específicos.

      • Control y práctica de la educación en todos los niveles.

      • Privilegios destinados a marcar diferencias sociales como asientos reservados en la iglesia y en los espectáculos, ropajes lujosos, tratamientos etc.

      • Vinculación definitiva de todo su patrimonio inmueble

    • Los bienes amortizados o la amortización. Estos conceptos se aplican a todos los elementos patrimoniales de la Iglesia (fincas y edificios rurales o urbanos, obras de arte y joyas) y significa “muerto para el mercado”. Es un privilegio que establece la imposibilidad de que la iglesia pudiera transmitir (vender o donar) ninguna de sus propiedades. De esta forma fue acumulando el patrimonio de bienes raíces (tierras), inmuebles urbanos y obras artísticas más importantes de España. Procedían de las posesiones históricas, de las compras posteriores y de las donaciones de los fieles (como las Pías memorias). Aunque la amortización era un privilegio para el estamento era una pérdida de ingresos para el estado pues con las donaciones pasaban a estar exentos de impuestos, inmuebles que antes, al estar en manos libres, sí los pagaban.

     El Tercer estado (o Pueblo llano).

    • Llamado de ambas formas, era el grupo social más numeroso pues estaba formado por más del 80% de la población, aunque sólo era propietario del 15-20% de las tierras.

    • Era un grupo muy heterogéneo, con una gran diversidad interna:

      • Campesinos: era el grupo más numeroso (67% de la población española). En su inmensa mayoría eran jornaleros sin tierra. Otros eran aparceros (con tierra arrendadas) y un pequeño grupo era propietario.

      • Burguesía: Grupo urbano enriquecido formado por comerciantes, artesanos, banqueros, armadores, altos funcionarios civiles y militares, médicos, abogados... También pertenecían a la baja burguesía los pequeños artesanos y tenderos.

      • Grupos urbanos de bajo nivel: obreros, aprendices, criadas, porteadores...

      • Pobres de solemnidad: sin ninguna adscripción laboral, vagaban por la ciudad o se trasladaban de una a otra, mendigaban, comían y vestían de la caridad y en los hospitales (hospicios), se dedicaban a la delincuencia, eran salteadores de caminos etc. Su número era significativamente importante.

    • Los ingresos económicos procedían de su propio trabajo o negocio. Muchos de los que tenían negocios o trabajaban por cuenta propia se enriquecían y formaban parte de la burguesía.

    • Privilegios: ninguno. Obligaciones: todas.

    • Obligación de pagar impuestos. Soportaban toda la carga fiscal del estado, desde el más

      pobre al más rico.

    • Los más pobres (campesinos, grupos urbanos de bajo nivel y pobres) eran las principales y únicas víctimas de todas las crisis de subsistencia provocadas por malas cosechas, epidemias etc.

    • El pueblo llano protagonizó durante todo el Antiguo Régimen numerosas protestas y motines populares con cierta asiduidad por diferentes motivos como las hambrunas por malas cosechas o por la carestía de alimentos. Estas revueltas populares, llamadas motines de subsistencia, nunca tuvieron un fin político contra la nobleza o el rey, sino el ya dicho. Entre las revueltas destacó por su número de participantes y trascendencia el llamado Motín de Esquilache en 1766 (doc. 3) dirigido contra este ministro de Carlos III de origen italiano. La causa de fondo fue la carestía de los alimentos aunque el detonante fue el bando ministerial que prohibía la capa larga y el sombrero de ala ancha. Los Jesuitas fueron acusados de instigarlo.

    Guerra de Sucesión

    La muerte de Carlos II sin descendencia y su decisión de nombrar heredero al nieto de Luis XIV de Francia, el duque Felipe de Anjou, significó la sustitución de los Austrias por los Borbones en el trono español. En 1700 fue proclamado rey, como Felipe V, en Madrid y en las principales ciudades de la monarquía. Acudió a Barcelona, reunió a cortes y juró los fueros, y también allí lo proclamaron rey; mientras en el resto de las cancillerías europeas empezaron a temer el enorme poder que los Borbones concentraban en sus manos.

    Las Provincias Unidas•, que habían tenido que defenderse de los ataques del monarca francés, se sintieron amenazadas. El emperador Leopoldo I, cabeza de la otra rama de la Casa de Austria, rechazó el testamento de Carlos II al considerar que los derechos sucesorios correspondían a su familia, y propuso como rey a su hijo menor, el archiduque Carlos. Para Inglaterra también
    suponía una amenaza que los Borbones acumularan tanto poder.
    La monarquía hispánica era un gigante enfermo que pugnaba por dejar atrás la grave crisis del siglo XVII. Pero sus posesiones en Europa eran todavía muy importantes y su imperio colonial podía proporcionar enormes recursos, por lo que era una herencia apetecible. Por ello, en 1701, imperiales,  ingleses y holandeses firmaron la Gran Alianza de La Haya. Se negaban a aceptar como rey al duque de Anjou y declararon la guerra a los Borbones.

    La contienda fue una lucha dinástica que enfrentó a Austrias y Borbones a la que muy pronto se sumaron Portugal y Saboya. Un conflicto internacional donde se dirimieron rivalidades políticas y económicas entre las potencias europeas enemistadas. También se convirtió en una guerra civil al proclamar rey al archiduque Carlos la Corona de Aragón, mientras que Castilla apostaba por Felipe V.
    La guerra fue cruenta y larga (1701-1714) y se desarrolló en el mar y en varios frentes terrestres. En el norte de Italia se libraron importantes batallas (Luzzara), así como en las fronteras de Francia con el Imperio y las Provincias Unidas (Denain). Se luchó igualmente en la península ibérica y se disputó alguna batalla al otro lado del Atlántico.

    Las primeras acciones bélicas en la Península se limitaron, prácticamente, al saqueo de las poblaciones de la bahía de Cádiz por los angloholandeses, al ataque de la escuadra inglesa a la flota de Indias en la ría de Vigo (1702), a la indecisa batalla naval de Málaga en 1704 y a la ocupación de Gibraltar en nombre del archiduque Carlos, realizada por el almirante Rooke.

    En 1705, tras la firma del Pacto de Génova entre los ingleses y los catalanes, Barcelona se sublevó contra Felipe V. Con el nombre de Carlos III proclamó como rey al archiduque, que desembarcó en Barcelona. La rebelión catalana desató definitivamente la guerra en la Península, enfrentándose en un conflicto civil borbónicos y austracistas. En 1706, las tropas que apoyaban
    al archiduque entraron en Madrid y la corte borbónica tuvo que abandonar la capital a toda prisa. Los reinos de Valencia y Aragón se sumaron a la rebelión. La causa de Felipe V parecía perdida.
    Los castellanos acogieron con frialdad al ejército aliado, que contaba con la presencia de ingleses y holandeses, tachados de herejes después de saquear los templos y conventos de la bahía de Cádiz. Los borbónicos, a las órdenes del duque de Berwick, se rehicieron y lograron una importante victoria en Almansa (1707) que permitió a Felipe V restablecerse en Madrid, invadir el reino de Valencia y promulgar los primeros Decretos de Nueva Planta.
    Los años siguientes resultaron difíciles para la causa borbónica, lo que llevó a Luis XIV a pedir la paz. Se mostró dispuesto a abandonar a Felipe V a su suerte, pero sus enemigos exigieron que se uniera a ellos para combatir contra su nieto. El monarca francés se negó y reanudó la lucha.
    Los austracistas volvieron a entrar en Madrid en 1710, pero el apoyo del ejército francés a Felipe V permitió derrotarlos en Brihuega y Villaviciosa, lo que sentenció la guerra. En 1711, con los aliados replegados en Cataluña, murió sin descendencia José I, hermano mayor del archiduque Carlos, con lo que este se convirtió en emperador de Alemania. Inglaterra, que no quería verlo también como rey de España, buscó la paz; deseo también compartido por Luis XIV, que se hizo realidad tras la batalla de Denain (1712).

    Reinados

    Geohistoarteducativa (CC BY-NC)
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    Geohistoarteducativa (CC BY-NC)
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    Política de Carlos III
    Miren Felisa Mateo Ciluaga



    Decretos de Nueva Planta

    Decreto de Nueva Planta para los reinos de Aragón y Valencia, dado por Felipe V en el palacio del Buen Retiro, el 29 de junio de 1707.
    «Considerando haber perdido los reinos de Aragón y Valencia y todos sus habitadores por la rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo rey y señor […], y tocándome el dominio absoluto de los referidos reinos de Aragón y Valencia […]. He juzgado por conveniente […] reducir todos mis reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales; gobernados igualmente todos por las leyes de Castilla, y abolir y derogar enteramente los referidos fueros, privilegios, prácticas y costumbres hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que estos se reduzcan a las leyes de Castilla».

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