Durante el siglo XVIII predominaron dos estilos contrapuestos: el rococó y el Neoclasicismo.
El rococó
El rococó se desarrolló durante la primera mitad del siglo XVIII, sobre todo en las artes decorativas; se caracteriza por su opulencia en los elementos decorativos y supone la exaltación del Barroco.
Existen dos teorías respeto del origen de su nombre:
- Por un lado se dice que el nombre nació cerca del año 1797 y surgió producto de una broma pues el nombre rococó intenta unir dos palabras francesas “rocaille” (concha marina) y “Baroque” (roca) porque los primeros diseños eran de aspecto irregular semejantes a conchas marinas o rocas.
- Por otra parte se dice que el nombre proviene de la palabra “rocalla”, tipo de decoración realizada con plantas y rocas que son semejantes al estilo que utilizó el movimiento rococó.
Se caracterizó por una elección de colores claros (en especial el blanco), colores luminosos y suaves. Intenta reflejar el aspecto agradable, exótico, sensual y refinado de las cosas y casi no utiliza los contrastes.
Se inclinó por expresar temas de la vida cotidiana y las relaciones humanas. Posee un estilo recargado que expresa el sentimiento de libertad de la sociedad aristocrática.
En arquitectura predomina una decoración fastuosa a base de curvas asimétricas, en la que sobresalen los palacios austríacos y alemanes como el pabellón de caza Amalienburg. En España, se pueden encontrar salones rococós en los palacios reales de Madrid, Aranjuez y La Granja, en Segovia.
En escultura predominan los temas religiosos y mitológicos a los que se dota de gracia y delicadeza. Destaca, en España, Francisco Salzillo con sus grupos escultóricos procesionales como el de La oración en el huerto.
La pintura representa temas cortesanos, mitológicos y amorosos. Predominan los colores suaves y se usan con frecuencia las técnicas del pastel y la acuarela. Destaca el pintor francés Jean-Honoré Fragonard, con obras como El columpio.
El Neoclásico
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y a principios del siglo XIX, se exploraron formas más sencillas y serenas, para lo cual se usaron modelos del arte clásico.
En arquitectura se utilizaron los elementos clásicos, pero con mayor sencillez que en la etapa barroca.
En escultura y pintura se buscó la belleza ideal y la serenidad de las actitudes, las figuras son más estables y el movimiento comedido. En escultura destaca Antonio Cánova, que realiza obras en mármol blanco de inspiración romana como Amor y Psique. Y en pintura Jacques-Louis David pintó obras inspiradas en el clasicismo y de tema político, en las que predomina el dibujo sobre el color.