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6.3. Al-Ándalus

Definición

Geohistoarteducativa (CC BY-NC)

Heinz Halm ha demostrado recientemente que "Al Andalus" es simplemente una arabización del nombre visigodo de la antigua provincia romana Bética: los visigodos dominaron esas tierras desde 468 hasta 711 antes de la conquista islámica. Al igual que sus antecesores germánicos, los nuevos señores se repartieron las tierras conquistadas mediante sorteos. Los premios que le tocaban a cada uno de ellos y las correspondientes tierras se llamaban "Sortes Gothica". En las fuentes escritas, todas en latín, aparece "Gothica sors" (singular) como designación del reino godo en su conjunto. Resulta plausible suponer que la correspondiente designación goda, "Landahlauts" ("tierra de sorteo"), se transformó rápida y espontáneamente en "Al  Ándalus", con lo cual queda igualmente aclarado el notorio artículo árabe al-.» 

Marianne Barrucand / Achim Bednorz, Arquitectura islámica en Andalucía.

Köln: Taschen, 1992, ps. 12-13

Lectura

Irrupción musulmana en  España (711) y fin del reino visigodo según una crónica de fines del SIGLO IX

... El tercer año, habiendo ya combatido el mismo Tarik con Rodrigo, entró Muza Iben Nusair, y pereció el reino de los godos, y entonces todo el honor de la estirpe gótica pereció por el pavor y por el hierro. Acerca de tal rey Rodrigo, nadie sabe cosa alguna de su muerte hasta el presente día.

Pero, dominada por los árabes la tierra junto con el reino, toda la flor de la estirpe goda pereció por el pavor y por el hierro. Puesto que no hubo en ellos una penitencia digna de sus delitos, y puesto que desoyeron los mandatos del Señor y lo establecido en los sagrados cánones, el Señor los abandonó, de manera que no poseyeran la tierra deseable. Y los que, asistidos por la diestra del Señor, siempre superaban los ataques enemigos y postraban las armas de guerra, por sentencia de Dios, vencidos por unos pocos, fueron reducidos casi a la nada, y se sabe que muchos de ellos permanecen hasta hoy sojuzgados. También la ciudad de Toledo, vencedora de todas las gentes, sucumbió vencida por los triunfos ismaelitas, y sometida a ellos les sirvió. Y así, conforme a sus pecados, España se derrumbó en el año 380 de los godos. ...

(«Crónica Albeldense», en Crónicas asturianas, Ed. J. Gil Fernández, J. L. Moralejo y J. I. Ruiz de la Peña, Universidad de Oviedo, 1985, p. 257.)

Retrato de Abd al-Rahman III, primer califa de Córdoba (912-961)

abderraman III     El reinado de Abd al-Rahman duró cincuenta años con la mayor gloria y el poder más incontrastable, conquistando ciudades por Oriente y Occidente, combatiendo y venciendo a los cristianos, arrasando sus comarcas y destruyendo sus castillos con tal fortuna que jamás tuvo contratiempo, ni su estado sufrió detrimento alguno. A tal punto llegó su próspera suerte, que Dios le concedió la conquista de ilustres ciudades y fuertes castillos a la otra parte del mar, tales como Ceuta y Tánger y otras poblaciones cuyos habitantes reconocieron su autoridad. Mandó a ellas sus alcaides y soldados que las mantuvieran, auxiliándolas con numerosos ejércitos y escuadras, que invadieron el país berberisco, venciendo a sus reyes, quienes se encontraron obligados a ocultarse estrechados por todas partes, o a someterse arrepentidos o a emprender la fuga. Todos pusieron en él su afecto; a él se dirigieron todas las inteligencias y vinieron a favorecerle y ayudarle en sus guerras los mismos que antes formaban parte de sus enemigos y habían puesto su conato en combatirle; pero retrocedió en su marcha, y su orgullo le extravió cuando el estado de su reino era tal que si hubiera perseverado en su antigua energía con la ayuda de Dios hubiera conquistado el Oriente no menos que el Occidente.

     Pero se inclinó, Dios le haya perdonado, a los placeres mundanos; apoderóse de él la soberbia, comenzó a nombrar gobernadores más por favor que por mérito, tomó por ministros personas incapaces e irritó a los nobles con favores que otorgaba a los villanos, como Nachda el de Hira y sus compañeros de la misma ralea.Dio a éste el mando del ejército y le confió los más arduos asuntos [...]. Fue derrotado [el 326] de la manera más desastrosa [...]. Desde entonces no volvió a salir a campaña personalmente, sino que se dedicó a sus placeres y a sus construcciones, en lo que llegó a un punto al que no habían llegado sus predecesores, ni alcanzaron después sus sucesores; contándose de él en este concepto muchas anécdotas que, por sobrado conocidas, no son de referir. Reunió una servidumbre de hombres eminentes y de ilustres literatos como no habían reunido jamás otros reyes, siendo a la vez personas de purísima conducta y ejemplar vida

(Recogido del Ajbar Machmua, ed. Lafuente Alcántara, p. 134. En Sánchez Albornoz, La España musulmana, tomo I, Madrid, Espasa Calpe, 1973, pp. 352-353.)

El comercio de esclavos en Al-Ándalus
Un hombre de mundo me hizo venir cierto día a su casa para que le redactara el acta de compra de una sierva muy bonita que había adquirido. Le pedí su "istibra" y ni la tenía, ni el vendedor sabía de qué se trataba. Le dije :"la sierva tendrá que permanecer en casa de una mujer digna de toda confianza, sobre la que os pongáis de acuerdo, o de un hombre de bien, religioso y creyente, que viva con su esposa, hasta que pueda certificar el efectivo cumplimiento del retiro legal".(...)  

 Fraudes y engaños de estos mercaderes son el vender esclavos de determinada categoría como si fuesen de otra y los de una raza por otra.  

 Se ha hablado mucho de las razas, estampas y naturaleza de los esclavos, de lo que conviene a cada clase, haciendo toda suerte de discursos sobre el particular. Dicen que la sierva beréber (es la ideal para proporcionar) voluptuosidad, la rumiyya, para el ciudado del dinero y de la alacena, la turca para engendar hijos valerosos, la etíope para amamantar, la mequí para el canto, la medinesa por su elegancia y la iraquí por lo incitante y coqueta.  

 En cuanto a los varones, el hindú y el nubio (son apreciados) como guardianes de las personas y bienes, el etíope y el armenio para el trabajo y el servicio, produciendo beneficios (a su dueño), el turco y el eslavo para la guerra y cuanto requiere valor.  

 Las bereberes son de natural obediente, las más diligentes (se destinan) al trabajo, las más sanas para la procreación y el placer y las más bonitas para engendrar; les siguen las yemeníes a quienes se parecen las árabes. Los nubios suelen ser de natural obedientes a sus amos, como si hubieran sido creados para la esclavitud, pero son ladrones y poco de fiar. Las hindúes no soportan la humillación, cometen los mayores crímenes  y se mueren con facilidad. Las etíopes tienen la naturaleza más dura que Allah haya creado y son las más sufridas para las fatigas, pero les hieden las axilas, lo cual generalmente impide que se las tome. Las armenias son bellas, avaras y poco dóciles al hombre.  (...)  

 Uno de los fraudes más famosos y tretas conocidas (de los vendedores de esclavas) estriba en que tienen unas mujeres arteras, de belleza sin par y admirable hermosura que dominan la lengua romance y parecen rumíes. Cuando comparece alguien que no es del lugar y les pide una hermosa esclava recién importada de los paises cristianos, (el comerciante) se compromete a encontrársela pronto (...) Mientras tanto, el comerciante se ha preparado un cómplice (que responda) de la identidad de la esclava, asegurando que es su dueño, quien tiene que recibir su importe y demuestra con documentos que la ha comprado en la Marca Superior. El cliente paga a gusto un elevadísimo precio porque es recién importada y quiere llevársela (inmediatamente). En cuanto se ha cerrado el trato ambos (cómplices) se reparten el importe con la esclava.  

AL-SAQATI, "Kitab fi adab al-hisba", Adaptación de la trad. castellana de P. CHALMETA en

"Al-Andalus", 1968, XXXIII, fasc. 2, pp. 370-371, 374-375 y 383-384.

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